
Tanto el estrés como la ansiedad son reacciones emocionales normales que presentan los seres humanos ante situaciones amenazantes o desconocidas.
La diferencia entre estrés y ansiedad es que el primero tiene una respuesta a corto plazo, ya sea emocional, física y psicológica. El segundo, estas respuestas permanecen por un periodo prolongado de tiempo. Ante el estrés, la causa es una amenaza reconocida, pero en la ansiedad es posible que se tenga un desencadenante identificado.
El estrés y la ansiedad comparten ciertos síntomas, como el ritmo cardiaco acelerado, respiración corta y rápida, diarrea o estreñimiento, etc. La diferencia principal es la duración de los síntomas y muchas veces también la intensidad de los mismos. Es importante remarcar que para hablar de ansiedad es necesario que todos los síntomas tanto físicos, psicológicos, cognitivos y emocionales, interfieran en más de dos áreas de la persona, ya sea el trabajo, escuela, familia, amigos, pareja y con la persona misma, sueño, atención, concentración, memoria, etc.
Una vez hecha esta diferencia, nos vamos a enfocar estas semanas en lo que son los trastornos de la ansiedad. Estos son uno de los grupos más comunes de trastornos mentales en el mundo, con una prevalencia global estimada de 7.3% y son la novena causa de años perdidos por discapacidad (Gaitán, Pérez y Teruel, 2021).
Se presentan más en mujeres, dentro de 35 y 55 años, suelen venir acompañados de otros trastornos, como depresión y/o estrés postraumático. Los trastornos de ansiedad de dividen en varios subtipos, como la ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, fobias, ansiedad social, trastorno obsesivo-compulsivo, etc.
Psico. Mónica Rivera
Referencias
· Delgado, E. C., De la Cera, D. X., Lara, M. F., & Arias, R. M. (2021). Generalidades sobre el trastorno de ansiedad. Revista Cúpula, 35(1), 23-36.
· Gaitán-Rossi, P., Pérez-Hernández, V., Vilar-Compte, M., & Teruel-Belismelis, G. (2021). Prevalencia mensual de trastorno de ansiedad generalizada durante la pandemia por Covid-19 en México. salud pública de méxico, 63(4), 478-485.
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