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Escolarización de niños con TEA



 “Los diagnósticos siempre deben ser una guía, nunca un destino.”

 

Para las personas que tienen Trastorno del Espectro Autista TEA, ir a la escuela es un gran desafío no solo por sus propias características, sino por la falta de apoyo que reciben.


Aunque todos los niños tienen derecho a la educación, muchas veces el sólo hecho de ir a la escuela puede ser un gran reto para aquellos que tienen algún TEA. Para empezar, los niños con espectro autista suelen tener disfunción sensorial, por lo que cosas como luces brillantes, compañeros gritando o el sonido del timbre, pueden ser estímulos abrumadores que desencadenan ansiedad extrema o conductas autistas como agresividad o lastimarse a sí mismos. Además, los alumnos pueden tener dificultades para cambiar entre actividades o temas, lo que complica su capacidad para planear y ejecutar distintas tareas, estudiar para exámenes, entre otras cosas.


En el caso de la lectura y expresión verbal, los niños en el espectro tienen desventaja ya que se espera que cada año escolar aumenten su comprensión y agilidad para hablar, escribir y leer. La expresión verbal y la comprensión son desafíos importantes para ellos, aún más cuando está presente el lenguaje figurativo o expresivo. Su situación es aún más vulnerable cuando presentan pruebas estandarizadas que buscan cierta velocidad y nivel de aprendizaje.


Diversas investigaciones demuestran que los autistas pueden tener problemas con sus habilidades motoras finas y gruesas. Las primeras se refieren a la capacidad de hacer movimientos usando las muñecas y manos, mientras que las segundas se refieren a utilizar músculos grandes de los brazos, piernas y torso.


Incluso, un estudio señala que los niños y niñas con TEA pueden tener seis meses de retraso en la motricidad gruesa en comparación con sus compañeros y un año en la motricidad fina. Aunque se pueden superar, se cree que existen debido a sus desafíos sensoriales y diferencias neurológicas. Esto complica su habilidad para hacer actividades básicas escolares como escribir, dibujar, pintar, patear una pelota, correr, etcétera. Estas limitaciones afectan su vida escolar todos los días.


Otro reto para las niñas y niños con TEA es la comunicación social. La interacción es parte básica de cualquier experiencia educativa, pero para un estudiante con TEA es difícil distinguir cómo comportarse en el salón de clases, el gimnasio o el recreo, así como saber si sus compañeros se están burlando, siendo sarcásticos u honestos. Esto puede causar que se sientan aislados o sean vistos como introvertidos si no participan o se mantienen al día.


El cambio de año también es complicado para ellos ya que las reglas y expectativas son diferentes. Cada maestro tiene reglas distintas dentro del aula así que lo que estaba bien hace un año puede que no esté bien el siguiente, como por ejemplo, hablar sin levantar la mano, lo que termina confundiendo al niño. Lo mismo con las modas, les cuesta reconocer y adaptarse a lo más actual, exponiéndose a burlas por parte de sus compañeros.


Para alguien con TEA la rutina y estructura son fundamentales. Establecer una rutina hace que prosperen y aunque la escuela, por su naturaleza, puede proveer estas rutinas y estructuras, es un entorno en el que también se experimentan muchos cambios. Más allá de un nuevo ciclo escolar con distintos educadores y compañeros, cosas como maestros sustitutos, eventos especiales como las olimpiadas deportivas, días de exámenes estandarizados, vacaciones, etcétera, son desafiantes para las personas con TEA. Además, a veces les toca modificar su rutina para asistir a sesiones de terapia o algún tipo de programa destinado a ayudarlos a mejorar las mismas experiencias que se pierden por asistir.


Otro reto es que cada maestro tiene distintos niveles de tolerancia y empatía hacia las actitudes que pueden tener las personas que tienen algún TEA. Especialmente si presentan algún comportamiento auto estimulatorio como repetir palabras o frases, mover los dedos o manos, o simplemente moverse de manera inesperada, puede ser entendido por algunos pero detestado por otros docentes. Aunado a eso, si el maestro espera que todos avancen a un ritmo similar, puede que un niño con autismo no cumpla con esas expectativas y se quede atrás.


Uno de los problemas que enfrentan las personas con TEA es que se les suele ver como niños “difíciles”, especialmente al momento de incluirlos socialmente con otros niños. Además, muchos maestros reportaron no tener la capacitación necesaria para apoyarlos.


Muchos padres y madres reconocen que sus hijos tienen dificultades para adaptarse a situaciones como el recreo o tiempo de juego ya que no están estructurados. Además, explican que tienen complicaciones para hacer frente al entorno sensorial y de comunicación, especialmente porque se toman todo de manera literal.


Otros familiares expresaron que las escuelas decepcionaron a sus niños ya que no reconocen los retos que estos pasan y no los apoyan. Sienten que hace falta ver sus necesidades, comprender los conocimientos relacionados con tener TEA y que, no hacerlo, les causa angustia y ansiedad a sus hijos con TEA.


Debemos considerar la enorme importancia que tiene la educación en nuestra sociedad y la escolarización de niños con TEA es un derecho fundamental que debemos fomentar y proteger. Siempre considerando las características propias de cada persona para así elegir la opción más adecuada para cada uno.

 

 

Psicóloga Guadalupe Anaya

 


REFERENCIAS

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